FUNDAMENTOS

La humanidad está atravesando un muy importante proceso de crecimiento poblacional y, en particular, de urbanización. Según las Naciones Unidas la población mundial crece a razón de 80 millones de habitantes al año. La población urbana del planeta pasó a ser mayoría en 2008 y, apenas siete años después, en 2015, esa proporción alcanzó el 54,85%. Para ese mismo año la población mundial ascendió a 7300 millones y se espera que para 2050 la población sea de 9700 millones, con el 66% viviendo en ciudades. Es decir que para 2050, la cantidad de personas viviendo en ciudades será equivalente al 87,7% de la población mundial de 2015.
Esta situación extraordinaria en términos históricos pone las capacidades físicas, territoriales, de planificación y de gestión de cada una de las ciudades en el centro del problema. También estarán a prueba las tradiciones de planificación urbana y los modos en que cada ciudad ha conjugado a lo largo de los años las modalidades de crecimiento urbano con las necesidades de desplazamiento de sus habitantes entre sus distintas actividades (residencia, trabajo, estudio, etc.).
En ese marco es que se considera fundamental afrontar esta problemática a partir de la profundización de distintas políticas de mejoramiento orientadas a integrar la planificación del desarrollo urbano y la movilidad urbana. En este sentido, existen experiencias relevantes de países europeos como Alemania, Francia u Holanda cuyos planes urbanos integrales y normativas nacionales específicas, tienen en cuenta dicha problemática.
En la mayoría de las ciudades latinoamericanas, tanto las dinámicas de urbanización como el estado de la planificación son distintos a los casos antes mencionados. Entre las diferencias más importantes se puede mencionar la profundización de los procesos no planificados de urbanización. Dicho proceso alcanzó para el año 2000 el segundo lugar en el ranking de regiones con mayor tasa de urbanización, muy cerca de América del Norte, superando a Europa y Oceanía. Estos grandes y muy rápidos aumentos de población en contextos urbanos de baja capacidad de planificación y gestión urbana, están típicamente asociados con un descenso en el nivel de la calidad de vida en las ciudades latinoamericanas.
En efecto, la ausencia de pautas y prácticas eficientes de planificación y previsión generan patrones desiguales y discontinuos de ocupación territorial, de ubicación de viviendas, de puestos de trabajo, de equipamientos de salud, educación y de oferta de comercios y servicios. Esta situación induce modalidades críticas de movilidad de mercancías y personas, tanto para ciclistas y peatones cuya operatividad se vuelve difícil y riesgosa por falta de planificación e inversión en infraestructuras acordes, como para los usuarios de automóviles y de transporte masivo de pasajeros, que deben adecuarse a las deficiencias de oferta y a la mala calidad de los servicios que, en algunas ciudades, se combinan también con altas tarifas.
Completan el panorama crítico el uso asimétrico del espacio para la movilidad, debido a que el uso creciente del automóvil particular por parte de los sectores de población de ingresos altos y medios, compite y restringe la circulación de los vehículos de transporte colectivo. Esta situación deteriora la calidad de vida urbana en nuestras ciudades. Por un lado, demanda un mayor uso del tiempo de vida para la movilidad cotidiana y por otro, produce un incremento de la contaminación del aire debido a la extensión de los recorridos de viajes en las periferias, el mayor uso del automóvil y la intensificación de la congestión en áreas centrales. Esta relación conflictiva también incrementa la accidentalidad, además de lo mencionado sobre la pérdida de espacio para los peatones y el deterioro del espacio público, devaluando cada vez más el rol que cumple en la ciudad como estructurador de la vida propiamente urbana.
En el marco de la actual pandemia por Covid 19 y las medidas de aislamiento obligatorio muchas de las problematicas mencionadas estan en suspenso, aunque latentes, en una cantidad importante de ciudades del planeta. Por otro lado, se agregan nuevas problematicas ligadas a la fuerte reduccion del uso del transporte publico, que se enfrenta de manera desigual según sector socioeconomico y capacidad de adaptacion al teletrabajo y teleestudio.
Al mismo tiempo las medidas restrictivas de movilidad de la población revalorizaron las actividades de proximidad, y actualizaron viejos debates poco estudiados referidos a la utilización del tiempo de viaje como variable para la planificación de las ciudades
Planteos desarrollados por distintos urbanistas desde diversos ángulos, como el funcionamiento de las ciudades, la recuperación de la vida urbana frente al automóvil, desde el punto de vista de la sustentabilidad urbano-ambiental o desde el derecho a la ciudad y la movilidad, cobran una nueva jerarquía ya que aparecen como la respuesta que se debería dar desde la planificación urbana al problema de la pandemia Covid-19 y posibles infecciones futuras.
Por otro lado, las ciudades Latinoamericanas donde el transporte publico absorbe una parte importante de los viajes urbanos, por lo general presenta problemas de gestión, déficit de infraestructura, capacidad de cobertura espacial, frecuencias y tiempos de viaje, ahora enfrentan un nuevo desafío frente a las enfermedades infecciosas como el covid 19. Esta situacion genera muchos interrogantes y pocas certezas. Seguramente las propuestas que enfrenten estos desafios tendran que tener en cuenta nuevos protocolos sanitarios de funcionamiento, transformaciones tecnológicas pero al mismo tiempo abordar el problema de la planificacion del desarrollo urbano de manera conjuntacon el sistema de transporte publico de pasajeros con criterios de cercania.