La idea de planificación es un concepto humano que allana dificultades en el desarrollo de cualquier actividad.
Ya sea que se trate de hacer un viaje de placer, organizar un taller de discusión o una tarea doméstica, muy distintos son los resultados si se la planifica o no.
Un simple proyecto de vivienda es un excelente ejemplo de lo antedicho. Como muestra de su valor veamos los lamentos y arrepentimientos de quienes, por no participar de dicha idea, ven resultados finales de escasos valores arquitectónicos, funcionales y siempre económicos.
En la escala urbana, y en el caso de la Ciudad de Neuquén, todo esto ha quedado en clara evidencia en los últimos años, con emprendimientos de envergadura dispuestos, diríamos “aleatoriamente”, en distintos lugares.
La imprevisión o improvisación es la antítesis de la planificación.
Por estos días, autoridades municipales hacen gala de supuestos dinamismo, desarrollo y creatividad al exponer imágenes de un futuro y nuevo edificio para centro administrativo municipal en la zona de las calles Godoy y Novella.
Un planteo de rasgos audaces no necesariamente significa una buena decisión.
Durante 1996 muchos habitantes, profesionales y organizaciones sociales hicimos un ejercicio sumamente enriquecedor y creativo como fue participar de la elaboración del Plan Urbano Ambiental, una de cuyas premisas era la planificación integral y participativa en los análisis de temas atinentes a la ciudad toda.
Las decisiones urbanas deben tener visos de sustentabilidad en el tiempo. Si para ello la planificación es indispensable, que sea participativa con actores sociales representativos le da transparencia, y por ende, sustentabilidad.
Debe tenerse en cuenta que una ciudad es una trama compleja de funciones urbanas, entre ellas las administrativas y comerciales, a lo que deben sumarse los hábitos e historia de los vecinos cuando salen a usarla y disfrutarla.
También en 1996, el Colegio de Arquitectos, Reg. I organizó el Taller de Arquitectura Urbana. Dicha actividad contó con el acompañamiento de docentes de las Facultades de Arquitectura de Córdoba y La Plata. Consistió en formar grupos que elaboraron análisis, diagnósticos y propuestas para distintas áreas de la ciudad. Uno de ellos estuvo abocado al Área Centro.
En sus conclusiones, ya por entonces, consideraba inoportuno el traslado de la Terminal de Ómnibus, así como otros enclaves de intensa convergencia de público.
Frente a la intensidad de actividades urbanas céntricas planteaba un tema que continúa vigente: concentrar o dispersar.
Describían lo que muchos continuamos sosteniendo: concentrar con proyecto, planificación y orden.
Dicho concepto resulta evidente con sólo conocer el déficit que ocasiona el uso de la nueva terminal, los cambios de uso que debió sufrir desde su inauguración y la baja afluencia de público si se la compara con la de Cipolletti, o los siempre pocos andenes ocupados de los muchos disponibles. A gran parte de los habitantes de Neuquén les resulta más cómodo trasladarse a la ciudad vecina. Tal aspecto resulta más evidente aun con la reactivación del ferrocarril, al hacer imposible la concepción de un centro de transferencia ferroautomotor.
Continuando con el análisis de las opciones urbanas frente a la complejidad de las actividades céntricas, cualquiera sea la decisión, debe salir de un debate madurado, no de un trabajo de laboratorio, al margen de opiniones que la enriquecerían.
Dos de las opciones serían:
a.- afrontar y resolver la complejidad de la intensidad dentro del actual marco geográfico del centro urbano, o
b.- trasladar las actividades que generan dicha complejidad a lugares alejados del centro.
La primera implica un desafío que combine ordenadamente múltiples actividades comerciales y administrativas simultáneas.
La segunda es simplemente alejar el problema, con consecuencias que describiremos.
Podríamos decir que esta complejidad urbana comenzó a ponerse claramente de manifiesto a principios del presente siglo, frente a lo cual se optó por el segundo camino.
Los casos más notorios son:
– IPVU en el Este
– Legislatura, Concejo Deliberante y Tribunales en el Norte
– Educación en el Oeste cercano
– Terminal de Ómnibus en el Oeste
– Museo Nacional de Bellas Artes en el Centro
– Podríamos agregar otro ítem, como por ejemplo frente a la cuestión de la creación de viviendas: ocupar vacíos urbanos y densificar, o generar barrios cada vez más alejados
Esta modalidad impide la vinculación funcional entre estas diferentes actividades administrativas urbanas que merecen mantener una relación entre sí.
Antes de que esta configuración surgiese, la ciudad tenía un sinfín de conflictos y carencias, al mismo tiempo que una virtud: quien debía realizar trámites se movía con facilidad en un radio reducido. Ahora la situación es inversa, con todos estos puntos alejados del centro y desconectados entre sí. La dispersión de organismos ocasiona innumerables inconvenientes, fundamentalmente para la concurrencia de los vecinos.
¿Cómo se llega a la conveniencia del traslado del edificio municipal?, ¿sobre qué análisis participativo se basa tal decisión?, ¿se está considerando que un edificio municipal cualquiera está inserto en una trama de actividades urbanas, como por ejemplo esparcimiento y comercio, instalados históricamente en la memoria colectiva?
¿Significaría esto que de ahora en más habrá que mudar nuestros hábitos varios kilómetros?
El dinamismo de los desarrollos urbanos nos pone frente a situaciones que requieren resolver problemas, no alejarlos.
Los planteos más adecuados a los nuevos desafíos urbanos son los perdurables. Para ello es indispensable transparentar el proceso de decantación de ideas. Eso sólo se conseguirá con la consulta y participación de organizaciones involucradas en la temática.-
Otto Hansen – Arquitecto