En su libro “Ensayo sobre la lucidez”, el premio nobel de literatura José Saramago narra lo que sucede en unas elecciones ficticias, en un lugar sin nombre, donde el 80% de los ciudadanos vota, inesperadamente y sin ponerse de acuerdo, en Blanco. Este experimento sociológico en forma de novela es una reflexión sobre los mecanismos del poder y la fuerza de los actos simbólicos. En el mismo sentido, analizando lo acontecido en las recientes elecciones del Colegio de Arquitectos de Neuquén, nos preguntamos qué sentidos se pusieron en juego y qué valor simbólico asumen los resultados de este acto que celebramos como la mayor expresión del juego democrático y que, sin embargo, nos dejó un sabor amargo.
En grandes rasgos, hubo dos Regionales que no lograron confeccionar una lista para presentarse a las elecciones, en otra Regional al igual que en la Mesa Directiva Provincial, se dio continuidad a la misma lista sin casi recambio de sus integrantes, con baja participación en las urnas y una llamativa cantidad de votos en Blanco obtenidos como lista única que nos habilita a pensar en una señal, una maniobra para manifestar descontento o inconformismo hacia una opción que algunos han sentido que no los representa. Sorprendentemente en la Regional 2 se presentaron dos listas con un resultado bastante parejo, sin votos en Blanco y con un 80% de la matrícula que emitió su voto. Tal estado de la situación merece que nos detengamos a pensar cuál es el rumbo del Colegio de Arquitectos en la provincia y qué desafíos nos interpelan no sólo como profesionales sino como colectivo constituido en esta representación.
Desde la Lista Verde de la R2 hemos puesto el acento en el ROL social que nos compete. Nos resulta inadmisible ser meros espectadores de nuestra realidad y no querer intervenir en ella con el único propósito de favorecer el bien común. Qué significa el bien común en este contexto? Que queremos ser parte de los procesos de planificación de nuestras ciudades y queremos incidir en las políticas públicas con un sentido de justicia social. Así de claro y así de contundente. La vocación por la intervención pública implica romper los límites que impone el saber experto, vincularse con otros actores sociales y mundos de vida, en función de determinados valores éticos, políticos e ideológicos.
No queremos ser arquitectos de oficina, reduciendo nuestra profesión al aspecto más liberal e individualista, vendiendo nuestro conocimiento como una mercancía. Cuando pensamos en la intervención de la arquitectura en los gobiernos locales, ansiamos profesionales comprometidos con su realidad, con su localidad y capaces de influir en sectores claves de la gestión gubernamental. Sin embargo no hemos logrado trascender las planificaciones pensadas en otros lugares e impuestas con una fuerte lógica electoralista. Mientras tanto, en una provincia de bastos recursos, se propaga la pobreza, las condiciones estructurales de desigualdad y las ciudades que crecen al ritmo de la improvisación y la negligencia.
En Zapala, el análisis del que partimos es la certeza de que a grandes planes futuristas, cortoplacistas y acuñados con una descomunal inversión de marketing comunicacional, elaborados por el sector gubernamental de órbita local y provincial; se le contraponen obras inconexas, falta de servicios, falta de vivienda, utilización de la vivienda social como bien de intercambio político, obras con problemas técnicos de ejecución, obras destinadas a beneficiar los compromisos de negocio con el empresariado local, obras inviables y aún más grave, desde nuestra perspectiva, que no parten desde ningún diagnóstico serio de la realidad social con el fin de establecer prioridades y uso eficiente de los recursos económicos; generando un proceso en alza de ciudades rodeadas por cordones de asentamientos informales que amenazan en convertirse en un fenómeno crítico y crónico.
Así como Saramago reflexiona con osadía sobre los engranajes y el funcionamiento de la democracia, nos animamos en esta crónica, poner el acento y a llamar la atención sobre el tipo de profesional/intelectual que optamos ser. Estas elecciones en el Colegio de Arquitectos son la expresión de estas divergencias y convergencias, de esta tensión que se hace explícita en los resultados porque evidencia que existen tantas visiones y significados sobre lo que es y debe ser nuestro máximo órgano de representación, como personas lo integran. Cada uno de nosotros, seguramente, ha emitido su voto desde su ideal de Colegio, y así en cada Regional. Pero esta visión poco se ha sustentado en un análisis conjunto de la realidad política, económica y social que nos rodea, porque hasta aquí no nos hemos dado lugar ni espacio a esos debates. Los arquitectos y arquitectas debemos madurar en este sentido, perder el temor a la contraposición y confrontación de ideas ya que es el motor de cualquier sistema democrático.
Sin embargo, nuestro compromiso social como profesionales y nuestra mirada crítica no termina en las elecciones. El compromiso se acentúa y estamos convencidos que debemos profundizar y redoblar esfuerzos frente a un gobierno de características autoritarias, centrado en la generación de negocios a partir de los recursos públicos, en el marketing político y en el silenciamiento de la disidencia que debe ser neutralizada.
Esta narración, finalmente, se propone reflexionar qué papel jugaremos en tal estado de situación ya que el análisis que realizamos sobre nuestra región podemos extenderlo al resto del territorio provincial. Elevaremos la voz aunque no nos quieran oír? ¿Colaboraremos a este proceso con un silencio cómplice? ¿Qué tipo de institución tendremos y qué explicaciones le daremos a una sociedad que espera de nosotros el protagonismo de la planificación al servicio de una mejor calidad de vida?
Más allá de las elecciones, esta discusión y el debate que queremos dar, nos constituye como un grupo de profesionales que desde la conducción o no, insistiremos en intervenir en los asuntos públicos en una relación de compromiso con lo político y de distancia con el poder.
Arq. Jorge Pasini
Mat.1373
Miembro activo CAN. Regional 2
