En la distracción se las percibe primero como dos jóvenes y bellas mujeres. Un análisis de más de unos milisegundos asegura que también son brillantes. Las arquitectas Analía Caballero y Cecilia Bóbeda fueron las protagonistas del mediodía del 16 de diciembre al haber ganado el concurso para el edificio de la Caja Previsional de la Provincia de Neuquén. En el evento de entrega de premios realizado en el auditorio del edificio de la Caja Previsional charlamos brevemente con las profesionales sobre este logro y sus expectativas.
Tienen los rostros enormes de alegría (y algo de perplejidad inextinguida) y nos explican que es su primer experiencia en una obra de esta envergadura lo que conforma parte de la alegría y la sorpresa. Son cipoleñas, se conocen desde los trece años, estudiaron juntas en la UBA y necesariamente exhiben rasgos y modos compartidos.
Las consultamos sobre la experiencia de participar en un concurso promovido por el Colegio de Arquitectos y explican: “El concurso como método es genial; el trabajo lo juzgan pares, profesionales y eso es más exigente pero a la vez mucho más satisfactorio, porque hablan el mismo lenguaje y juzgan desde un conocimiento compartido”; dice Analía, mortificando una vez más ese ápice de la profesión que supone el conflicto comunicacional cliente-profesional. Esa certeza la amplió uno de los miembros del jurado al comentarnos el alto nivel de los proyectos presentados y la calidad del debate generado por los mismos; lo que es en definitiva la esencia de la dinámica de un concurso.
Cecilia explica que la relación entre el edificio existente y el nuevo proyecto fue el eje del proyecto a la vez que el punto más complejo de resolver. Se trata de dos escalas diferentes que deben necesariamente mantener una comunicación física y visual.
En el proyecto participó también el ingeniero Luis Oldano, con amplia trayectoria como calculista y jefe de obra quien está vinculado con las arquitectas a través de la Universidad de Flores donde comparten funciones como docentes.
Las expectativas están puestas ahora en la ejecución del proyecto. Cecilia y Analía nos explicaron otra ventaja del sistema de concurso ya que preven que el proyecto se realice sin modificaciones, tal cual lo concibieron (una ventaja intrínseca de ser elegido por un jurado de profesionales) y categoriza al concurso como método al permitir que estudios pequeños accedan a obras de envergadura en la provincia.
Seguiremos de cerca el progreso de la obra durante el 2015 con las impresiones de la arquitectas.

